Desde que comenzamos nuestro trabajo en la Fundación hemos tenido la gran suerte de trabajar y poder ayudar a personas que sufren alzheimer o cualquier otro tipo de demencia. Decimos suerte porque desde entonces, no ha habido un solo día en nuestro trabajo en el que no hayamos aprendido algo de ellos.
Del mismo modo y por la necesidad de mejorar y ofrecer siempre el servicio que nuestros usuarios merecen, hemos estado en contacto constante con profesionales que nos ayudan a conseguirlo. Hoy, queremos compartir contigo pequeños trucos que hemos aprendido de esos profesionales a lo largo de estos años:
- Respeta los horarios
A la hora de cuidar de personas con demencia, es importante que parte de nuestros esfuerzos se centren en buscar y mantener su estabilidad durante el mayor tiempo posible. Mantener los horarios y participar en las actividades de la vida diaria ayuda a estimular y generar sensación de bienestar y tranquilidad.
Ahora bien, aquí importan tanto sus horarios como los tuyos; si estás a cargo de una persona con demencia, necesitarás paciencia y en la rutina, encontrarás a un gran aliado.
- Calidad de vida
Recuerda que el objetivo en este tipo de situaciones es, siempre, que cuenten con una buena salud física y mental (en cada caso en particular). Dentro de esta calidad de vida debemos contar con factores como las relaciones sociales o la estabilidad emocional.
- Comunicación
Quizá este sea uno de los temas más importantes; tanto la comunicación con el resto de familiares como con la persona que estáis cuidando. Con los primeros conseguiremos, aunque no siempre, información que no teníamos, diferentes puntos de vista o incluso ideas que nos ayuden a solucionar problemas o determinadas situaciones. En el segundo caso y aunque para ellos comunicarse es complicado, nos mantendremos alerta de posibles molestias o necesidades.
- Identidad y dignidad
Numerosos estudios aseguran que los pacientes que sufren demencias no desconectan del mundo exterior para refugiarse en el suyo propio, lo que quiere decir que sienten las emociones en su día a día con “cierta normalidad”. El sentimiento de identidad y dignidad que debemos buscar entonces, no es otra cosa que estimular o potenciar la seguridad que tienen en sí mismos y la pertenencia que desarrollan con su entorno.
- Acompañamiento y presencia
Como sabes, el sentimiento de soledad y aislamiento es lo primero que debemos evitar con este tipo de usuarios, cuando más conectados y estimulados estén con el mundo exterior, mejor.
- Fortaleza mental
Quién está a cargo de una persona con demencia, sabe de sobra a lo que en este punto nos referimos. Independientemente de la relación que tengamos con esta persona, el cariño y el dolor emocional te acompañarán de principio a fin.
- Tu salud es clave
Como siempre ocurre, pero más si cabe en este caso, tanto física como mentalmente eres tú el primero que necesita estar preparado para afrontar una situación de este tipo.
- Pedir ayuda
Del mismo modo y como buscamos lo mejor para el paciente y su entorno, si en alguna ocasión tienes que pedir ayuda, no lo pienses y hazlo.
- Comprensión y paciencia
Estar mentalmente preparado para soportarlo todo es vital; tú no puedes perder los papeles, ni levantar el tono ni cambiar tu actitud.
- Descanso
Por último y siguiendo esa misma línea, el descanso se vuelve imprescindible para poder hacer frente a situaciones no solo duras físicamente (ayuda en movilidad, problemas de agresividad…), sino también de una alta carga emocional.
En definitiva, desde aquí queremos agradecer la labor de los profesionales y familiares que a diario lidian con este tema, cuidando y guiando a las personas mayores que tanto nos necesitan, así como acompañando a su círculo más cercano.