Un día con Fran, ingeniero con TDAH.
“Todas las personas podemos aprender, pero no todas el mismo día, ni de la misma manera”
Hoy nos hemos despertado de buen humor, como Fran, con quien vamos a pasar el día. Fran tiene TDH diagnosticado desde los 9 años y 20 después, ya es ingeniero de telecomunicaciones y lo que parecía un problema, nunca lo fue.
Hemos querido pasar un día con él para acercar su ejemplo a tanta gente como podamos. ¿Qué esperamos? Normalizar la vida de las personas con TDAH así como el acompañamiento y apoyo de su entorno.
Hemos quedado con Fran a las 11h, en Logroño (su ciudad) y hemos decidido empezar el día con un café en la Cafetería Lorca (su favorita).
Lo vemos llegar, anda deprisa y muy sonriente. Nos saludamos y enseguida nos sentamos.
- ¿Andas siempre con esa prisa?
- (Sonríe) Me gusta andar rápido, suelo ir fijándome en todo lo que me rodea y comentándolo con quien vaya. Además si me hacen andar más despacio no me gusta nada, me suele molestar.
Hablamos de todo, es una persona con mucha energía y mucha conversación, es cercano y muy observador; desde que nos hemos sentado no ha parado de mirar a su alrededor.
Pide un café con leche y seguimos hablando. Nos detenemos en su infancia, no ha sido buen estudiante hasta llegar a la universidad, donde se convirtió en “niño de primera fila”.
- ¿Cuándo supiste que tenías TDAH?
- Más o menos fue alrededor de los 9 años de edad, hace casi 20 años. Mis padres empezaron a darse cuenta de ciertos comportamientos que ellos entendían que no eran normales en un niño. Aparte de los evidentes, como estar todo el rato activo o ser un poco irritante, (que no tienen por qué ser rasgos identificativos del TDAH), hay otros más comunes como dejar todo a medias y no ser capaz de terminarlo, no poder mantener la concentración más de 15 minutos…
Seguimos paseando, Fran no deja de hablar, sigue tan animado y enérgico como cuando nos hemos encontrado.
Nos da la hora de comer pero no tenemos mucha hambre:
- Es raro, yo soy de buen comer y siempre tengo hambre.
De cualquier forma, nos sentamos a tomar una Estrella Galicia y un pincho de tortilla, el vermú favorito de Fran.
- Mi madre me contó una situación que vivió un día. Ella fue a buscarme a la salida del colegio, era un día normal. Una vez allí vio como todos mis compañeros/as, todos/as, salieron juntos/as y se fueron con algunos padres/madres por un lado, y yo salí solo y me fui a por mi madre. Esto a mi madre le extrañó y, al día siguiente, le preguntó a algunos padres si había pasado algo. Resulta que fue el cumpleaños de un compañero de clase, el cual invitó a toda la clase menos a mí. Hablando de niños de 9 años, era muy raro. Ahí es cuando empezaron las visitas al psicólogo donde después de algunos test me lo diagnosticaron. A día de hoy siento tristeza al pensar en ello, pero no por mi, sino por cómo se tuvieron que sentir mis padres al vivir esa situación y no entender nada.
- ¿Cómo afrontabas ese tipo de momentos?
- Al tener tan solo 9 años yo no era consciente de lo que estaba pasando, yo me sentía normal, era un niño muy feliz siempre. A medida que fui creciendo y madurando fue cuando ya fui capaz de entender lo que sucedía. Yo simplemente hacía caso a mis padres en lo que ellos junto con la recomendación del psicólogo me decían.
- Una vez diagnosticado, ¿qué detectaste tú mismo en ti? Entiendo que te comenzaría a encajar el diagnóstico poco a poco.
- En mi caso los que más noté fue por ejemplo fantasear mucho, olvidar cosas con frecuencia, moverme de forma muy nerviosa, hablar mucho (muchísimo y hasta con las paredes), tener muchos descuidos y problemas para concentrarme.
- ¿Cómo dirías que has evolucionado?
- A día de hoy sigo comportándome igual,esto forman parte de mi y ha construido el hombre que soy ahora. Yo he acabado entendiendo que el TDA o el TDAH es un trastorno que debemos identificar desde pequeños y trabajar para mejorar, pero no es algo malo que haya que borrar, es simplemente una manera de ser diferente que hay que entender y aprender a vivir con ello. Quiero aclarar que, cuando digo que es una personalidad, no me refiero a que esté 100% bien y no haya que hacer nada nunca simplemente por el hecho de que seas así. Solo pretendo quitarle hierro al hecho de no tomarlo como algo negativo, sino como una manera de ser que hay que trabajar más que otras, y cuyos rasgos pueden potenciarse para ser una mejor versión de ti mismo.
- ¿Te notas a ti mismo esos rasgos de los que hablas a diario?
- Sinceramente, desde mi perspectiva, no es algo de lo que te puedas dar cuenta fácilmente. En mi experiencia, el TDAH es una personalidad, es una manera de ser diferente. Más que notarlo yo, son mis amigos, mi pareja o mi familia quienes lo notan y, a veces, me lo dicen. Por ejemplo, cuando estamos en una conversación suelo interrumpir bastante, cambio de tema sin acabar el anterior y cuando deja de interesarme algo, desconecto y pienso en mis cosas. Yo casi siempre me he dado cuenta a posteriori, y a día de hoy todavía me pasa. Es algo con lo que convivo.
- ¿Cómo lo controlas?
- La verdad que es un aspecto bastante complicado. En mi opinión, no es algo que se pueda “controlar”. Estamos hablando de un trastorno que, en mi experiencia, afecta a la personalidad, a la manera de ser de una persona. Es algo que aprendes a llevar y mejorar con los años.
- ¿Lo sabe tu entorno?
- La verdad es que yo siempre he sido muy reacio a contarlo así sin más. Sólo se lo cuento a la gente con la que tengo confianza y está en mi círculo principal de amistades. No por vergüenza ni mucho menos, simplemente considero que es una parte íntima de mi persona y algo que solo la gente que me acompaña diariamente debería saber.
- Háblanos de tu etapa universitaria. Estudiaste Ingeniería, que no es una carrera nada sencilla ya de por sí, ¿cómo fue estudiar ingeniería con TDAH?
- Desde el principio me tomé mi carrera como un reto verdaderamente importante. Sabía que si no me concentraba al 100% en la meta no iba a conseguirlo. Las Ingenierías son carreras especialmente difíciles, donde es muy importante la actitud y la concentración. Yo describiría mi carrera como una suma de pequeños-grandes éxitos entre muchos suspensos y lágrimas. He tenido MUCHOS exámenes suspendidos y muchas lloreras. Sobre todo me desanimaba mucho cuando suspendía por no fijarme, por no leer o no leer todo, por no configurar bien la calculadora… Es decir, cuando me pasaba lo de siempre. Cuando a pesar de haber dado el 200%, el TDAH volvía a vencerme. Tocado y hundido, pero había que volver a intentarlo. Así es como funciona todo, lo intentas hasta que sale, porque esforzarse no garantiza el éxito, pero no esforzarse garantiza el fracaso. Cinco años después, me convertí en Ingeniero. El logro de mi vida.
- ¿Y qué dirías que ha sido lo más duro?
- Lo más duro para mí ha sido la medicación a la que me cambiaron cuando tenía 17 años. La medicación a cada persona le afecta de manera diferente, en mi caso me dejaba totalmente aturdido y apático. Como sin ganas de nada, pero a la vez al 200% de concentración. Mis amigos y familiares se daban cuenta enseguida de cuando tomaba la medicación, porque me convertía en una persona totalmente opuesta. Pasaba de ser una persona super alegre, habladora, movida e irritante a ser como un fantasma que vaga por el mundo sin voz ni presencia. Puede sonar exagerado, pero es la verdad. Alguno/a se preguntará por qué la tomaba si me hacía sentir así, y la respuesta es sencilla: era la que mejor me funcionaba. Hay que ser sincero con uno mismo y darse cuenta que en la vida hay cosas que hay que hacerlas y punto. Ya sea por responsabilidad o por obligación. Pero son etapas y al final, se pasa. A día de hoy ya no tomo ninguna medicación, el día que terminé mi último examen fue el día en que dejé la medicación. Son decisiones que cada uno es libre de tomar y con las que aprendes a apechugar con las consecuencias. ¿Es posible que haya cosas que pudiera haber hecho mejor si siguiera tomando la medicación? Estoy seguro que sí, por eso existe esa medicación, por que ayuda. Pero a mi, vivir medicado, no me hace feliz. Prefiero ser tal como soy e intentar ser mejor cada día.
- ¿Has sentido frustración en este proceso?
Quizá un poco. He llevado muy mal siempre son los fallos absurdos por el déficit de atención. Esforzarme mucho en algo, en preparar un examen por ejemplo y suspenderlo por no leer un enunciado entero, o leerlo mal. Puede sonar a persona despistada y ya, pero créeme que a una persona con TDA/TDAH le pasa muchísimas más veces.
- ¿Dirías que la gente tiene muchos prejuicios al respecto?
- Sí. He oído comentarios de todo tipo, desde, “El TDA/TDAH no existe, son los padres” pasando por “El TDA/TDAH solo existe en los niños, cuando te haces mayos se pasa” y luego el más habitual, que es: “El TDA/TDAH sólo aparece en niños malcriados y mimados”.
- Para los que no estamos familiarizados con este tipo de situación o para los que sí y no saben afrontarla, ¿qué les dirías?
- Hoy en día es muchísimo más fácil documentarse y aprender sobre cualquier cosa nueva que hace 20 años cuando me lo diagnosticaron a mí. El mejor consejo que creo que os puedo dar si os encontráis a alguien que ante cualquier problema real, os dice algo así, es simplemente callar y darse media vuelta. No merece la pena malgastar ni 1 minuto con gente que prefiere hablar antes que aprender.
- ¿Cuál suele ser la reacción más común cuando lo cuentas?
- Normalmente su reacción cuando se lo cuentas es algo parecida a: “aaandaaaa ya decía yo” o “ahora entiendo algunas cosas”. En mi caso nunca nadie le ha dado importancia ni me han hecho preguntas. Son mis amigos y mi familia. Lo entienden, lo aceptan y ya está. Por eso entiendo más la comodidad de contárselo sólo a la gente que forma parte activa de mi vida.
Fran ha estado sonriendo y hablando durante todo el día, es una persona alegre, extrovertida y con conversación. El TDHA no lo ha alejado de una vida normal, de tener pareja o de estudiar una de las carreras más complicadas. Es consciente de lo que le ocurre, sabe qué tiene que controlar y cómo prevenir ciertas actitudes. Como siempre, apoyarse en el entorno es fundamental y eso hace Fran; su familia, su pareja y sus amigos son sus mejores aliados.
Desde la Fundación Francisca Bretón queremos que Fran sirva de ejemplo, tanto para las personas con TDAH como para sus familiares.
Si necesitas apoyo o guía, cuenta con nosotros; en Francisca Bretón ponemos todas nuestras herramientas a tu disposición.
Por último, nos gustaría agradecer a Fran su disponibilidad, tiempo y cariño desde el minuto uno.